
El pasado domingo 1 inauguramos este mes de octubre con un taller en el Parador de Segovia para un grupo de familias “amigas de los paradores”. Estas inusuales -y preocupantes- temperaturas nos permitieron dedicar gran parte de la mañana a construir refugios al aire libre, en el jardín del Parador, y disfrutar también de unas increibles vistas de la ciudad.
¿Se puede construir la alegría? ¿la tranquilidad? ¿y la ira? ¿es posible construir espacios que nos hagan sentir miedo? ¡claramente si! y así lo demostraron los y las participantes que, llenos de entusiasmo y energía se implicaron al máximo en el reto que propusimos.
Nos encanta llevar a cabo este taller en el exterior, fue diseñado con esa intención, aunque luego lo hemos ido adaptando a lugares cerrados. Pero es al aire libre y en espacios abiertos, en la naturaleza, donde realmente la experiencia se vuelve mucho más interesante.
Las familias tienen que elegir un lugar para situar su refugio y las posibilidades son mucho mayores si estamos rodeados de árboles, hay pendiente, césped, arena, hojas y vegetación como fue el caso del domingo en el jardín del Parador de Segovia.
La construcción a escala real también constituye un reto, hay que tener en cuenta medidas y proporciones y la estructura cobra especial importancia. Tuvimos incluso alguna prueba no superada de resistencia al viento, ¡que se llevó por delante uno de los refugios que hubo que reconstruir! 😀
El trabajo en equipo es fundamental en este taller familiar, personas mayores y pequeñas trabajando codo con codo con un mismo objetivo. Es muy gratificante ver cómo las distintas familias se unen y divierten mientras construyen y se dan cuenta de cómo la arquitectura es capaz de generar sensaciones que provocan emociones, experimentando también las distintas fases del proceso creativo.
En definitiva ¡pasamos una mañana estupenda! Estamos muy agradecidas a todas las familias participantes y al equipo de Paradores que ha hecho posible esta actvidad en un fantástico lugar.