En estos días en los que las tiendas y los centros comerciales están atestados de gente, se puede observar la creciente tendencia de las grandes superficies a ofrecer un espacio para dejar a los niños. Después del consiguiente atasco, se aparca el coche, se aparca a los niños y ¡listo para las compras! Parece que las ludotecas van ganando terreno a los peloteros…dentro delo malo, la cosa mejora …pero como muchas otras veces, la solución no nos parece ni mucho menos adecuada…sigue siendo necesario un cambio profundo en la conciencia ciudadana para que los niños participen de nuestros espacios, que son también suyos.
Por eso nos gusta este proyecto, que aunque tiene ya algunos años, reivindica un espacio de juego para los niños, ¡y que sean éstos los que aparquen a sus padres!
KIDEA es un escondite, es una instalación que nace de la colaboración de la artista Alicia Framis con el equipo de arquitectos Fündc .
Un cubo de vidrio sirve para que los niños dejen a sus padres, allí éstos pueden fumar, beber, leer revistas… hasta que sus hijos decidan ir a recogerlos después de pasar un buen rato en un espacio que es solo accesible para ellos (1.10 m de altura). Los niños se apoderan del espacio principal de intercambio y de juego, un mercado escondido, sin reglas, sin vigilancia, sin adultos, en libertad para hacer aquello que deseen. En KIDEA, que supone un claro guiño crítico a IKEA, se invierte la relación niño-adulto.
La instalación, ha ido adaptando su diseño a los diferentes lugares en donde ha sido expuesta (Yokohama 2001, Tuscia Electra y Zúrich, 2000) pero siempre manteniendo la altura libre para el espacio infantil, que impide la entrada de los adultos y permite el escondite de los niños.