ciudades comestibles y otros cuentos…

26/10/2015 | blog, colaboraciones, la industrial

Una lluviosa tarde de domingo, atraídos por la suave música de la antigua sede de una antigua fábrica de hielo en el barrio de Malasaña, los niños y niñas, voraces de juego se toparon con el mágico edificio que se abría frente a ellos. Lo llamaban La Industrial, y sus moradores sabían cómo atraer a los visitantes: dulces artesanos, panes elaborados con masa madre, y el agradable aroma de unos quesos que solo podían ser hechos con criterios ecológicos. Todo ello proveniente de las lejanas tierras del Norte.

Rodeados por el halo de esos y otros productos gourmets que envolvían el edificio, los pequeños comensales se pusieron con las manos en la masa. Iban a imaginar cómo sería vivir en una ciudad hecha toda de panes, pasta, sal, y otras confituras muy sabrosas. Tanto imaginar, que al cabo de un tiempo… voilà! La deliciosa ciudad ya comenzaba a rezumar sus esencias, mientras ellos se adentraban en cada uno de sus tostados rincones, y sus padres esperaban al calor de deleitosos productos que llenarían las despensas de los reinos más fecundos.

Viviendas de panecillos, edificios públicos de tostadas de sésamo, suculentas calles de espaguetis y grissini, ríos de sales coloreadas, carriles bicis de lentejas, y espacios verdes con colinas de tortitas de maíz y macarrones de colores… toda una fantasía horneada en la mente de estos pequeños maestros de la cocina.

Una ciudad donde ni Hansel ni Gretel hubieran tenido que ingeniárselas para huir de una embrujada casa de jengibre… ¡todo un paraíso comestible!

Pablo Albaladejo es arquitecto y miembro del equipo de chiquitectos

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imaginando ciudades.. ¡comestibles! ©chiquitectos