Uno de los puntos fuertes de la filosofía de Chiquitectos es el respeto por el medioambiente, el consumo responsable y el reciclaje. Y tenemos unos amigos con una granja en Lugo, que piensan y actúan según estos mismos principios 😉
En Pazo de Vilane son felices desde las gallinas hasta las frambuesas, pasando por toda la gente que trabaja con ellas y por todos los que comemos sus huevos camperos. Las únicas que parecían algo tristes eran las cajas que no conseguían superar el control de calidad, así que se nos ocurrió que podían pasar a formar parte de chiquitectos para convertirse en refugios, murallas, hospitales o tranvías. Y funciona, las cajas son felices (parece que sus gallinas verdes sonríen), el ciclo del reciclaje se cierra y los talleres salen de maravilla.
Gracias a esas cajas que nos envían desde Galicia, en Grey Elephant y en La Cocinita hemos podido hacer refugios, ágoras griegas y casas romanas durante todo el trimestre pasado.
En el mes de octubre invadieron Centro Centro en forma de maquetas maravillosas, igual que en Azuqueca de Henares en la colaboración que realizamos desde hace tiempo con Saint Gobain–Isover.
En diciembre se convirtieron en hospitales, colegios y edificios de viviendas gracias a los talleres que hicimos con Silenolekids por todo Madrid, y en la campaña de navidad de Pozuelo fueron cápsulas habitables para colonizar Marte.
Hace algunas semanas, futuros docentes de primaria construyeron una ciudad sostenible con ellas en el CES Don Bosco. Y en la Casa del Lector se han convertido en los escenarios de viajes maravillosos.
No creo que Pazo de Vilane pueda imaginar un futuro mejor para sus cajas y cajitas, y nosotros ¡no podemos imaginar una materia prima mejor para ser transformada por los chiquitectos!
¡Muchas gracias a Pazo de Vilane por su generosidad y su interés en nuestro proyecto!
Maria Bescansa es arquitecta y chiquitecta